Uno de los progenitores de esta planta es la Auto #1, un cruce de Lowryder con cannabis ruderalis; y el otro es la famosa White Russian, creada mediante la combinación de AK-47 y White Widow. Sólo hace falta observar su linaje genético para darse cuenta de que se trata de una variedad de calidad, y si se cultiva con cariño, ofrece unos extraordinarios resultados.
La Trans Siberian desarrolla flores con un alto nivel de THC que se recubren de enormes cantidades de resina y tricomas, lo que les da un aspecto escarchado. Esta abundancia de cannabinoides contribuye a su narcótico efecto que comienza con un profundo subidón corporal y está acompañado de una sensación de colocón mental.
El sabor y aroma de esta variedad de cannabis es muy penetrante y hará que se te haga la boca agua nada más abrir un grinder lleno de sus flores procesadas.
La Trans Siberian atrae a una gran variedad de cultivadores; es ideal para los novatos, ya que su minúsculo tamaño es sumamente manejable y se puede cultivar en un cuarto o armario modificado. Además, gracias a los genes autoflorecientes procedentes del cannabis ruderalis, no necesita ningún cambio de fotoperíodo para entrar en la etapa de floración; la Trans Siberian lo hace de forma automática cuando está lista.
Esta variedad también es una buena opción para los que quieren cultivar de manera discreta en sus jardines, y sobre todo para los cultivadores de guerrilla. Alcanza una altura de entre 30 y 80cm, lo que la convierte en la reina de la discreción. La Trans Siberian pasa de semilla a cosecha en tan sólo 65 días, permitiendo un cultivo rápido en un periodo corto de tiempo.
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